"Tuning del automóvil", de Adolfo Pérez Agustí

Con una eclosión que parecía impensable hace unos pocos años, pero siguiendo una moda totalmente consolidada en Estados Unidos, Inglaterra, Italia y Alemania –por poner solamente unos ejemplos–, el tuning (expresión inglesa que significa “afinar”) nos ha llegado con la misma pujanza que tiempos atrás tuvo el bricolaje. Tanto es así, que existen ya más revistas dedicadas a esta pasión que a las genéricas que hablan del automóvil y los nuevos modelos. Y es que el mundo del vehículo personal (carro o coche, según el país donde nos movamos) evoluciona a pasos agigantados, no solamente en cuanto a perfeccionamiento mecánico si no, más importante incluso, a la valoración que de él hacen sus usuarios. Ya empiezan a quedar atrás esos tiempos en los cuales para la mayo-ría de las personas el automóvil era solamente algo que les transportaba, al que no había que dedicar más atención que echarle combustible y quizá, cambiarle el aceite. La mayoría de los usuarios “presumían” de no entender nada de motores, y a quienes dedicaban su tiempo libre a cuidar su vehículo les criticaban duramente. “El coche está para servirte –decían– no para que tú le sirvas a él”.

Pero los tiempos han cambiado y los usuarios ya perciben que si quieren disfrutar del coche deben cuidarle y que, además, dedicando tiempo al mejoramiento de su vehículo también se logran grandes satisfacciones personales. La pasión por nuestro vehículo sería equiparable, por ejemplo, al entusiasmo por el aeromodelismo o la pintura, pues de ambos hobbys ha cogido parte de su esencia. Cuando personalizamos nuestro coche y miramos el resultado final, nos sentimos plenamente orgullosos y no podemos evitar enseñarlo a quien desee verlo.


Y puesto que las mejoras que vayamos a efectuar no consistirán casi nunca en un simple ejercicio de estética, el aficionado logrará cuidar y mejorar la mecánica, el confort, las prestaciones y, por supuesto, la seguridad de su automóvil, consiguiendo tener en sus manos una máquina personalizada y casi perfecta. Además, cuando tengamos la necesidad de llevar nuestro coche a un mecánico sabremos hablar con conocimiento de causa, del mismo modo que una persona entendida en medicina es capaz de ayudar al médico a establecer un diagnóstico certero.

En este libro se muestran y analizan la mayoría de los accesorios que existen en las tiendas especializadas para personalizar y mejorar los coches, con el fin de que el usuario sepa elegir con certeza, sin dejarse influir por la publicidad. Igualmente, describi-mos con detalle los resultados sobre algunas transformaciones efectuadas en coches normales, nunca con vistas a participar en una competición automovilística, sino solamente para conseguir que el coche que hemos comprado sea casi un traje a medida.

Por último, se insiste al usuario en que mejorando su vehículo no alterará las condiciones de seguridad ni que luego tendrá pro-blemas para pasar las obligatorias revisiones de Industria. Lo que estos artículos explican es cómo mejorar, pero siempre dentro de la legalidad vigente y procurando que todo cuanto hagamos de nuevo sea un beneficio, no un problema. | Acceder