"Las vírgenes necias", de Carlos Segovia

La primera reacción de los pequeños ante Luna subida al árbol -árbol del que no ha bajado nunca; nunca hasta el encuentro con los pequeños y sus pedradas- es adecuar su comportamiento e instinto a las directrices que marcan los mayores y señala el Libro: Y así derriban a Luna, ser extraño sin marcas, ni escamas; con su piel tersa y blanca, tan desemejante a la de los pequeños. Se podría decir incluso que se trata de uno de los mayores, pero más encogido y nuevo.

Luna, ser del todo ajeno que transportan sus ahora dueños hacia el pueblo, provoca la exigencia de una Asamblea durante la que consultar a los Reyes con el debido respeto; Asamblea que resulta fatídica, pues uno de los pequeños descubre la verdad; y nada hay peor; pues la verdad es aditiva e invita a penetrar en la casa de los mayores y descubrir sus secretos. | Acceder