"De un archivo secreto", de Alejandro Cano Rubio

La novela transita en torno a la compra de un órgano de iglesia del siglo XIX. Los personajes voltean unos en torno a otros y desconfían entre sí. Las dudas emergen y se ocultan continuamente porque nadie aflora su verdad. El nudo se hace y se deshace por momentos. Lo que parece sí, es que no. Todos los personajes entran y salen de la escena sin saber apenas nada y no llegan a desentrañar o saber no sólo por qué se compra el órgano de iglesia del siglo XIX sino a quién y, sobre todo, cómo y de dónde vino.

Adrián, el protagonista, nunca deja ver su verdad o así lo parece. Cuenta minuciosamente el peregrinaje de su vida y familia en la Barcelona de los años 58-59 y siguientes. El cuadro que se pinta de la ciudad condal de aquellos días es casi perfecto. Se respira y se masca el sentir de sus gentes y el ambiente de sus calles y mercados. Es en la cima de sus éxitos como anticuario cuando los hechos migran por terrenos difíciles y los acontecimientos se desbordan.


Aparece, a su requerimiento, uno de los personajes que brilla por sí propio en la novela: el detective don Matías Alvarado. ¿Será sólo él, o los agentes de policía, o algún otro, el que abra la puerta y dé con la prueba inculpatoria? El mismo lector, a estas alturas, ya ha emitido un diagnóstico y sopesa por dónde van los tiros. Pero las incertidumbres son tantas que el lector termina por dudarlo. Todos sospechan de todos, pero nadie se atreve a señalar con el dedo a nadie. La inexplicable compra del órgano de iglesia, primero, y las misteriosas muertes de don Pedro Hervás y don Manuel de la Sierra, después, dan a la narración una intensidad tal que desorienta no sólo al detective y a los agentes de la investigación sino al mismísimo lector que ha estado poniendo cerco a unos hechos que creyó haber adivinado ya y que éstos, en cambio, le dieron el esquinazo.

Nadie termina por redondear el caso. Como pasa en la mayor parte de las cosas, sólo se dará con la llave del misterio de sopetón, un hallazgo fortuito que, como tantas cosas, llega de improviso y por pura casualidad. | Acceder